Las 'barra bravas' del fútbol argentino muestran un súbito amor al kirchnerismo gobernante. De repente, las hinchadas de once clubes de primera división exhiben en los estadios banderas con las leyendas 'Kirchner vuelve' y 'Pingüino vuelve', anunciando la nueva precampaña presidencial del ex gobernante (2003-2007).
Aunque en las elecciones legislativas del 28 de junio último, el 70% de los electores votaron en rechazo a Néstor Kirchner y su sucesora en la Presidencia y esposa, Cristina Fernández, éste sueña con ser otra vez candidato del peronismo en las elecciones -las de 2011- e imponerse en las urnas y regresar a la Casa Rosada hasta 2016.
Para ello, fichó a las 'barra bravas' -hinchas violentos de fútbol- de Independiente, Huracán, Lanús, Tigre, Rosario Central, Argentinos Juniors, Vélez, Chacarita, Godoy Cruz, Gimnasia LP y Colón. También hay conversaciones con las de Racing, Arsenal, Atlético Tucumán y San Lorenzo, según reveló el diario 'Olé'.
La prueba visible de aquel 'arreglo' es que el último fin de semana, en los partidos del Torneo Apertura de la primera división, aparecieron en las gradas banderas gigantes con las leyendas 'Hinchadas Unidas Argentina', además de los apoyos explícitos a la precandidatura de Kirchner.
El Gobierno de Fernández de Kirchner, según el periódico, les ofreció a cambio de ello a los violentos del fútbol la entrega de "planes sociales (subsidios) y 'all inclusive' un vuelo charter al Mundial de Sudáfrica para 280 barras, a cambio de apoyo publicitario en las canchas y de tropa en las calles".
Si todo sale bien, los hinchas fanáticos tienen un comportamiento ejemplar de aquí al Mundial 2010 y cumplen con lo convenido, "en vez de un avión a Sudáfrica pondría ser dos, lo que elevaría la cantidad a más de 500" viajeros por parte de las 'barras bravas' a Pretoria.
Incluso el periodista Gustavo Grabia de 'Olé', que acaba de publicar un libro sobre la relación de las 'barra bravas' y los políticos, aseguró que el acuerdo se selló al más alto nivel durante una reunión en la Casa Rosada entre "cuatro capos" de las hinchadas y dos funcionarios a los que identifica como 'el Chueco' y 'el Rengo'.
Ya semanas atrás, la compañía estatal Aerolíneas Argentinas fletó un avión charter especial, de Buenos Aires a Montevideo, para trasladar al presidente de la compañía, Mariano Recalde, y a otros políticos kirchneristas que querían asistir al partido Uruguay-Argentina (0-1) por las eliminatorias sudamericanas de la copa del mundo.
Las 'barra bravas' de Argentina son famosas por sus ingeniosos cánticos y, sobre todo, su actuación mafiosa y delictiva. Incluso 'La Doce', del club Boca Juniors, organizó los llamados 'adrenalina tour' para miembros de los 'Ultrasur' del Real Madrid español y turistas europeos deseosos de vivir la aventura de acompañarles en los estadios, previo pago de 400 euros por barba.
La primera víctima mortal de las 'barra bravas' en el fútbol argentino cayó asesinada el 9 de abril de 1967: era un adolescente de sólo 15 años llamado Héctor Souto. Cuatro décadas y muchos negocios turbios después, la 'guerra' aún continúa y ya contabiliza 147 muertos en peleas y ajustes de cuentas. En la mayoría de los casos nunca atraparon a los culpables.
Aunque en las elecciones legislativas del 28 de junio último, el 70% de los electores votaron en rechazo a Néstor Kirchner y su sucesora en la Presidencia y esposa, Cristina Fernández, éste sueña con ser otra vez candidato del peronismo en las elecciones -las de 2011- e imponerse en las urnas y regresar a la Casa Rosada hasta 2016.
Para ello, fichó a las 'barra bravas' -hinchas violentos de fútbol- de Independiente, Huracán, Lanús, Tigre, Rosario Central, Argentinos Juniors, Vélez, Chacarita, Godoy Cruz, Gimnasia LP y Colón. También hay conversaciones con las de Racing, Arsenal, Atlético Tucumán y San Lorenzo, según reveló el diario 'Olé'.
La prueba visible de aquel 'arreglo' es que el último fin de semana, en los partidos del Torneo Apertura de la primera división, aparecieron en las gradas banderas gigantes con las leyendas 'Hinchadas Unidas Argentina', además de los apoyos explícitos a la precandidatura de Kirchner.
El Gobierno de Fernández de Kirchner, según el periódico, les ofreció a cambio de ello a los violentos del fútbol la entrega de "planes sociales (subsidios) y 'all inclusive' un vuelo charter al Mundial de Sudáfrica para 280 barras, a cambio de apoyo publicitario en las canchas y de tropa en las calles".
Si todo sale bien, los hinchas fanáticos tienen un comportamiento ejemplar de aquí al Mundial 2010 y cumplen con lo convenido, "en vez de un avión a Sudáfrica pondría ser dos, lo que elevaría la cantidad a más de 500" viajeros por parte de las 'barras bravas' a Pretoria.
Incluso el periodista Gustavo Grabia de 'Olé', que acaba de publicar un libro sobre la relación de las 'barra bravas' y los políticos, aseguró que el acuerdo se selló al más alto nivel durante una reunión en la Casa Rosada entre "cuatro capos" de las hinchadas y dos funcionarios a los que identifica como 'el Chueco' y 'el Rengo'.
Ya semanas atrás, la compañía estatal Aerolíneas Argentinas fletó un avión charter especial, de Buenos Aires a Montevideo, para trasladar al presidente de la compañía, Mariano Recalde, y a otros políticos kirchneristas que querían asistir al partido Uruguay-Argentina (0-1) por las eliminatorias sudamericanas de la copa del mundo.
Las 'barra bravas' de Argentina son famosas por sus ingeniosos cánticos y, sobre todo, su actuación mafiosa y delictiva. Incluso 'La Doce', del club Boca Juniors, organizó los llamados 'adrenalina tour' para miembros de los 'Ultrasur' del Real Madrid español y turistas europeos deseosos de vivir la aventura de acompañarles en los estadios, previo pago de 400 euros por barba.
La primera víctima mortal de las 'barra bravas' en el fútbol argentino cayó asesinada el 9 de abril de 1967: era un adolescente de sólo 15 años llamado Héctor Souto. Cuatro décadas y muchos negocios turbios después, la 'guerra' aún continúa y ya contabiliza 147 muertos en peleas y ajustes de cuentas. En la mayoría de los casos nunca atraparon a los culpables.